Kaburgmashala o Paingur


Se sentó en la misma mesa para desayunar. No era la primera vez que lo hacía. El la observó con disimulo. No era una persona simpática a los demás pero a él especialmente no le representaba nada de sentimiento de agravio. Le miró a los ojos. Tenía ojos grandes y pelo lacio largo y le habló de aquella aventura. El quedó extasiado por un rato. ¿Cómo era posible que viajase sola a la India en busca de una hija que deseaba adoptar? Pero ella lo hablaba de forma muy natural. Por eso él entendió que hace unos días la había encontrado cerca de una asociación llamada EUMA que se encontraba en su misma calle. No sabía mucho de ella pero si que por lo poco que le habló se le presento cierto enigma. ¿Quien había detrás de ese rostro joven ?

No fué casualidad que días después de nuevo insistiera y esta vez sin ninguna verguenza se le acercó a lamesa del comedor donde desayunaban y sin más le propusiera viajar con ella a esas tierras lejanas enverano. Sabía que en estas situaciones cruzarse con el ego era sumamente peligroso. Haber sido escogido para este viaje a un país exótico que siempre había amado y deseado viajar se le presentó como un meteorito a punto de impactar en su corazón. Una mujer sola con una hija , ya adoptada de Etiopia, viajando con él hacia ese lugar a encontrarse con su nueva hija adoptada, no era moco de pavo.
Aquella noche fué incapaz de dormir . Cierto era que no había sido la única persona a quien le habia propuesto esta hazaña pero eso pasaba desapercibido en su pequeño cerebrito. Finalmente optó por decirle que no viajaria con ella. Sin embargo allí empezó todo y más. Durante el viaje los numerosos whaps up con las fotos de elefantes, de su nueva hija, de su situación en la travesia le convencieron que esa chica quería algo mas con él. Los ánimos , el entusiasmo, la información no era una cosa pasajera sin importancia era algo mas para él y así fué como empezó a darle cierto significado sobre el regreso.

En setiembre al volver lo primero que hizo es presentarle a sus dos hijas en medio del pasillo de la escuela . Allí entendió que ella estaba por él. Al anochecer le escribió un mensaje cariñoso para desearle que su adopción le fuera bien. No pasaron muchos días cuando ella decidió invitarle a la presentación de una nueva edición de AIsha Miró sobre su experiencia de adopción con sus padres. El lugar era precioso , la sala de la calle muntaner , y la esperó aquella noche para hacerse el fotocool con Aisha y escucharla hablar en un breve discurso que había preparado en relación a sus dos hijas adoptadas. Le pareció alguien especial aquel día y la noche que fué la primera que la pasaron en su casa oyó de su boca aquella frase que le quedó grabada .» cuando fuistes joven seguro que debías estar cañon» . No era más que una afirmación de sus 58 años mal llevados en una cama de matrimonio donde él hacía años que dormia solo. Nuevamente el ego le golpeó en su interior. Sin embargo esa aventura amorosa le volvia a la vida a esa edad. Los días hicieron que conociese a sus dos hijas y que incluso celebraran la fiesta de la luz , tradicional en la India , con ese vestido largo y blanco que le regalo para la ocasión y con ese collar de flores que le dispuso en el cuello. El no dudó en pintarle las paredes de su casa , en prepararle la comida , en ayudarla en todo lo que podía y más . Pero un día , al cabo de unos meses ella le dijo que no podían seguir juntos , que su responsabilidad como madre le absorvía demasiado y no se veía capaz de seguir con él. A él le costó mucho esa decisión .. era incapaz de entenderlo.

Aquella mañana fué al bar de la escuela para comprarle un café y le subió a la segunda planta donde ella hacía guardia . Se miraron y ella sin decirle nada más le regaló una bufanda enorme que le había hecho a mano para él. Penso en el detalle . Quizás eso fuera lo que acabó nuevamente en una nueva relación entre ambos. No fué fácil pero si que mientras duro las dos niñas y ella jugaron a ser una familia feliz con su casa que soñaban e iban a ver a veces , con sus tardes de juegos, con sus comidas en restaurantes, con sus deseos de que nunca acabase. Pero un día acabó .

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