La mañana despereza .Sueño sin recordar . Muriel ha escrito. El whatsApp está mudo. Hace días marchó. Muriel parece preoucpada. Su carta indica que no volverá.
El sol no es el mismo. No tengo hambre. El agua caliente me molesta en la ducha. Calzo unas finas zapatillas y bajo a la calle. Hace tiempo me siento en el café de la esquina sin nada que hacer . Observo como pasa la gente. Las horas pasan y yo con ellas.
Muriel ha llamado. Esta desesperada. No se que decir. Se fue con la mochila para coger su tren. Le dio un beso en los labios. Lo recuerda una y otra vez.
Sigo en el café . En la mesa del lado alguien lee a Berlin. Recuerdo el cuento que tanto me impresionó . Yo soy una alcohólica desde que sucedió. La panza está hinchada . Cirrosis vente pronto.
Muriel insiste en ir a buscarla. ¿Pero dónde ? Su viaje no tiene regreso. En el fin del mundo , en la tierra de la sin tierra no hay posibilidad de encontrarla. La animo a olvidar pero no quiere.
Subo de nuevo a mi hogar. Hace tanto tiempo que ha dejado de ser apacible. Poco a poco reduzco mi estancia a un sólo espacio. Ahora mi habitación es mis madriguera. No quiero moverme más allá. Así miro el techo blanco hasta que vue lve la penumbra.
Ha dicho que se quitará la vida. Yo he quedado mudo. Se cortó hace unos días las manos e intento cortarse las venas pero no tubo coraje . Siempre ha sido una cobarde. Muriel escucha a Tom Waits cada noche para consolarse de la vida . Ella nunca le dijo que la abandonaría y un día se fue sin ella.
He pensado en escribir una carta y enviarla dentro de una botella al mar. Para que recorra la costa del norte …hasta el faro del fin del mundo. Muriel no lo sabe.
Suena el teléfono .. he decidido no cogerlo más. La noche llega.