En la novela de F. Dostoyevski «Los hermanos Karamázov» todos los hijos del viejo Karamázov se sienten culpables de su muerte. Ha sido un parricidio y la responsabilidad es compartida aunque uno sea el responsable directo. Dostoyevski como buen ortodoxo se pregunta por la posibilidad de abandonar la culpa o cargar con ella. Catolicismo polaco y judaísmo azquenazi se situan frente a la ortodoxia rusa que si entiende que hay posibilidades de redimirse en el último acto humano. En la tradición judía la culpa es incluso una herencia transmitida. El catolicismo entendera el pecado original como un lugar donde se permite el limbo como intermedio entre cielo e infierno. Dostoyevski trabaja con la idea de una salvación que viene de uno mismo. En el capítulo sobre la leyenda o relato sobre el Santo Inquisidor La contrafigura de Jesús regresa con la función de poder encontrar un sólo inocente a quien llevarse al cielo. La ley debe exigir incluso la obediencia y la falta de libertad. La muerte de un niño inocente podria salvar el destino de la Humanidad. Hoy parece olvidado.