Un Michelangelo , per favore


Preguntarse por la creación como posibilidad para hacer de la vida más bella es encontrarse con figuras y genios como Miguel Angelo Buonarroti. Enterrado en la Santa Iglesia de Santa Croce , una de las joyas más antiguas de Florencia, se encuentran sus restos. Aunque no murió en Florencia quiso que este último homenaje fuera en esta ciudad del Renacimiento italiano. Pero quizás en las estatuas inacabadas que llevan el nombre de «los esclavos o prisioneros» encontramos ese valor artístico en el arte. Atlas, el barbudo, …así hasta 4 bloques de mármol que se encuentran en el museo de La Academia ,en un recorrido que finaliza con su gran David de más de 5 metros de altura que se dispone a matar al gigante Goliat. En estas primeros bloques ya vemos como el artista entiende que dentro del bloque de piedra se encuentra la obra que quiere salir al exterior. Forma y fondo , materia y alma, cuerpo y espíritu en un deseo de ver la luz . Así en los bloques de mármol sin acabar , lo inacabado precisamente adquiere la fuerza de la escultura que se sugiere.. marcando el ojo, la mano, los pies, los brazos, las piernas ..como si se tratara de un ejemplo de esta incapacidad humana que tenemos por saber ver y entender la vida misma. Aquí vida , en el caso de Miguel Angel es la fuerza creativa, el ingenio , lo que lleva al éxtasis final , a ese momento donde artista, espectador, creación se fusionan en uno. Cabe decir que el pertenecía a los que se llamaban «iluminati o espiritisti» seguidores a diferencia de la mayoría ortodoxa de la corriente más neoplatónica del renacimiento y del arte. Marcilio Ficcino y Pico de la Mirandola fueron dos de los pensadores y filósofos más preeminentes de la época que intentaron defender sus ideas . La realidad es una suma de seres en proyección hacia el infinito , el Ser supremo. El Uno pues es ese estado de unidad, fusión donde absolutamente todo se conecta con la naturaleza y la vida. En el David se encuentra esta alma, este espíritu en el rostro girado, en la mano que se acerca al muslo , en la otra mano preparando esa piedra que matará el gigante, la misma posición adquiere una elegancia perfecta que permite el encuentro de cielo y tierra . Esta visión no acabó triunfando , representada por el franciscanismo a diferencia de los dominicos más escolásticos seguidores de Santo Tomás y aristotélicos . La relación pues con la iglesia para este artista fue difícil y complicada , aunque en la capilla Sixtina de Roma , se encuentra en su cúpula ese momento de creación con lo divino .. Ese estudio del cuerpo , de la posición que antes en su pintura el autor trabaja avanza hasta una obra faraónica como el Moises que en Vaticano alberga la tumba del papa pero que representa los años y años de un proceso constructivo …practicamente hasta su muerte.

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