Lo monstruoso


Sin verme con el miedo en el cuerpo sabía que cualquier naufragio requiere de un bote salvavidas. El capitán me advirtió que muchos hombres maltratados físicamente por la vida son las mejores víctimas para sostenerse con sus derrotas. Sobrevivir con muletas para ser más fuerte. Aunque cuando piensó eso me parece una idea de lo más absurda. Que es eso de aguantar cada uno su mástil frente a la tempestad sino una frase estúpida.

Siento tantas veces que parte de mí no son más que prótesis que me dan más tiempo de vida. De pequeño me cortaran metros de intestino grueso y delgado, y más tarde el apéndice, la vejiga biliar. Vivir con lo que se puede a pesar de Preguntas sobre cómo funciona un cuerpo que tiene ausencia de tuercas y tornillos, de mecanismos normalizados puesto que todo anda con el concepto de «anus contranaturam» , invisible a los ojos de otros pero evidente . Así el monstruo que me habita se arrodilla frente al excusado, al retrete mirando de frente a diferencia del resto del mundo. Y eso ya dice mucho de todo. En la playa esconder esa bolsa de plástico pegada a la piel me obliga a ser un auténtico equilibrista de quitarse y ponerse el bañador. Por no decir de los ruidos que la expulsión de aire te hace o cuando tienes un día de esos que el sudor te despegó el apósito de la bolsa. Se le llama en salud , llevar una ileostomía. Bueno que uno cuando se acostumbra a eso a lo largo de más de 40 años le vienen otras prótesis como la de titanio que te colocan para poder caminar , o las que esperas que un día te las incluyan . Eso de monstruoso es mi cuerpo humano. Mientras miro por la ventana una escena me atrapa sin querer. Una rata inmunda en la baranda del balcón. La ventana me separa . Observo su pelaje gris. Parece que tiene una de las patas rota, anda sangrando. No me parece bueno tenerle compasión. Mi voluntad de querer, ¿es más fuerte que mi voluntad de odiar? Sufro en silencio tantas veces cierta sensación de no pertenecer al mundo. ¿Cómo puedo reivindicar lo normal siendo yo quien soy? La rata me mira con ojos de bicho asqueroso mientras mueve la boca en un rictus compulsivo. Puede que la vida sea una venganza en mi persona. Seguir aquí para padecer en la oscuridad de la falta de abrazos tantas y tantas tardes de cama en el hospital. La muerte siempre presente. La rata se empieza a mover por la repisa. Caerá sin esperarlo y su muerte será anunciada como un suicidio. Veo que estoy algo desesperado con esa triste decrepitud que embarga ahora mis huesos. El frio entró sin pedir permiso. Me voy a refugiarme como siempre en los millones de capas de ropa. Me pregunto si la rata pasará frio. No siento pena alguna. Me parece algo ajeno a mi persona, aunque me parece que no es casualidad que sea una rata la que se esté paseando. El cuerpo con sus adhesiones de bolsas de plástico y de caderas de titanio se resiente una noche más. No hay postura, no hay lugar, no hay instante de paz. La rata duerme.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s