
Todo era una maravillosa película de ciencia ficción. Apenas había caído en la cuenta que sentirse cercana al agua planeando en las charcas y los estanques de la zona era una gozada. Serafina presentía sin embargo que su vida le era demasiado fácil para estar en ella. Cuando se acercaba la mañana sobrevolaba aquellas madreselvas, margaritas silvestres, lirios de riachuelo, y así conseguía las larvas de mosquito suficientes para echarse un atracón. Luego revoloteando alcanzaba las piedras calientes de media mañana para depositarse allí un largo momento. Con sus ojazos compuestos podía observar absolutamente todo lo que sucedía a su alrededor , así no perderse detalle alguno de cuanto pasaba por ese mundo cercano. Se había preguntado tantas veces por si fuera de esos lugares alguna cosa más existía . Serafina era curiosa y por eso siempre viajaba sola, sin la compañía de nadie para disfrutar más de cuanto hacia. Cuando ella nació de esa crisálida surgiendo del agua misma supo que encontrarse con el aire la llevaría a ser diferente , a ser única , a ser especial . Puede que tan especial que tendría un día algo importante que contar al mundo. Se esforzaba a diario para que sus amerizajes fuesen perfectos , para no perder detalle de su loops aéreos que dibujaban unos ceros a la perfección. Entre sus intereses Serafina tenía la música , lo había aprendido gracias a sus vuelos. Cuando mañana y tarde desplegaba sus élitros llegaban a sus orificios auditivos un zumbido que le generaba gran placer. Incluso así conseguía cambiar sus rumbos de vuelo para que ese sonido que se producía causase algo más que un ruido. Así lo que en un inicio le pareció bonito poco a poco pudo llegar a diseñar una bella melodía con sus planificaciones de vuelo. Cierto día se encontró con otros insectos y animaluchos que poblaban la charca y supo entonces que todos hablaban de composición musical cuando ella sobrevolaba las aguas. Incluso las ranas que ella evitaba pasaron a cambiarle el nombre y en lugar de caballito del diablo empezaron a mirarla como una libélula. Serafina era tan feliz sabiendo que provocaba en los otros seres algo de felicidad como la que experimentaba ella que descuidó un día su propia conciencia . La mañana aquella cuando levantó el vuelo como siempre para recoger las larvas de mosquitos y saciar su hambre girando entre aquellos espadifiliums cercanos a la piedra enorme no se percató de la telaraña. Sin quererlo Serafina cayó presa de la red tejida por aquella araña . Inmóvil estuvo largo rato hasta que a lo lejos vio como se le acercaba aquella viuda negra cruel y tenebrosa . Serafina empezó a chillar intentando batir sus alas una y otra vez hasta que quedo realmente extenuada. Cuando no pudo más , Prostina , que así se llamaba la araña, la cogió entre sus enormes patas e inoculó el veneno en el abdomen de Serafina. Y así fue el final de tantas mañanas y tardes de melodías en ese estanque dorado . Desde ese día reinó el silencio y la brisa de nuevo.