
Ayer.Otro dia más. La montaña llena de silencio. La cabaña me sirve de consuelo. Escucho cada ruido por ligero que sea. En el horizonte un mar desdibujado. Es zona de elfos, brujas, seres mágicos que andan escondiendose y hablando del mundo. El tiempo anda despistado. Callada la mañana y la noche consiguen un espacio interior. Sólo. Pienso por um momento en racionar mi alimentación. Sin coche a 30 kilómetros de la primera casa habitable. La ritualizacion de los tiempos se vuelve necesaria. La lectura de Heidegger sobre una casa en la Selva Negra me da que pensar. Pensar es dejar libertad a mis miedos y aflicciones. El ser de los otros se recupera en cada linea de tiempo.