Habla pero escucha y guarda silencio.


La miró con desprecio. Era una anciana que a penas se mantenia en pie. Ella balbuceo un sonido incomprensible. Entonces fue cuando le escupió un gargajo horripilante. No supo hablar más de lo ocurrido, ni siquiera aprendió a escuchar a quienes son los distintos, los otros, los sin nombre. El silencio cubrió esa noche para siempre su vida.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s