
Era una auténtica bruja . Una bruja del siglo XXI . Su aspecto era atractivo, diría que bello, agradable, hermoso, bello, altivo, elegante, seductor, amable. Se presentaba siempre bajo el nombre de Maelen . Siempre atemorizaba algo la manera de dirigirse a mi persona. Su filosofía era encontrarse con el Mal. Un mal desafiante . A veces para ir a su encuentro se encerraba en el lavabo del centro y pasaba horas llorando desconsoladamente consiguiendo que el numeroso rimel que llevaba en sus bonitos ojos se desprendieran como hermosa catarata en búsqueda de un gran mar. El tiempo dentro de aquel lugar fétido, nauseabundo, lleno de orines, de detritus orgánicos , de bajezas humanas poco le importaba para deternerse. Jugaba a ser mala. Aprendió seguramente de la vida , de ese padre y madre que le hablaban como le hablaban . Unas veces se dirigía a la calle con su cigarro estilo rebelde medio caído en la comisura de los labios y dejaba caer su mirada contra el mundo. Una palabra alta, un tono desafiante, un grito, un portazo, una patada en el suelo , un puño contra la pared hasta hacerse sangrar sus nudillos . Era el ritual que abrazaba toda su compostura de auténtica diabla , diablilla, de mujer fatal , de endemoniada, de poseida. Así empece una bonita relación con ella en un espontáneo momento en el que ambos nos miramos como para intentar destruirnos con las miradas. No aguantamos más de 10 minutos . Ella sin alzar la voz dijo :
- Me gusta cuando callas porque estas como ausente …
Yo sin pensarlo demasiado supe en ese preciso instante que nunca olvidaria esa pequeña bruja aficionada , aunque hoy gran tarotista de la sociedad mundial .