
Irene Vallejo en El infinito en un junco . ( la invención de los libros en el mundo antiguo) nos narra la historia de la lectura y el libro. Alejandro seria el primer emperador que posee una idea de juntar en un espacio libros de temas diferentes, de lenguas diversas , con la idea universal de un saber para ser compartido. Fué Ptolomeo quien realmente impulso la biblioteca. La autora cita como referencia la obra de Jorge Luis Borges , La biblioteca de Babel donde se encuentra el destino lingüístico de los hijos de Adán , esa casa heideggeriana del ser. Un mundo caótico , laberíntico, confuso que juega con ganar a los dioses el tiempo de la inmortalidad cuando ya ha perdido de entrada. ¿Cómo se puede recoger absolutamente todos los libros para llenar el saber ? Un laberínto de sueños , de palabras. Pero Babel en el Antiguo testamento es el origen del pecado universal , el de las lenguas multiples que en lugar de entenderse generan entre si una lucha de odios, de venganza, de falta de comprensión hacia quien habla diferente. Ese Zigurat como modelo de barco salvador será el símbolo de la pretensión de dominar el cielo y realizar la unidad de la humanidad , pero las lenguas generan confusión y dispersa a los hombres. El texto bíblico nos dice que toda la tierra era una sola lengua y de unas mismas palabras . La construcción es la voluntad de poder hacerse un nombre y no ser dispersados, como un solo pueblo y una sola lengua. Babel viene de » balal» o sea, confusión, mezcla . La biblioteca de Babel en Borges será una colmena oscura, laberíntica, siniestra. Llena de galerías y recodos donde uno se pierde y queda sepultado para siempre. No deja de ser una alegoría dice Vallejo profética del mundo virtual actual lleno de exceso de información , de navegantes en mares perdidos , extraviados en esos algorítmos que aprisionan .
Los papiros fueron el soporte para la escritura . Un rollo tiene una longitud de 3, 6 metros y miden unos 30 centrímetos de alto.. pueden llegar a los 42 metros . En el fantasma de Alejandro la historia se pudo apropiar de mitos, leyendas y secretos que permitió una simbología perdurable en el tiempo.
El orden de los libros era muy importante . Por nombre, por tema, por años, por editoriales, por autores, por traductores. Libros que Aristóteles apodado el lector que luego Ptolomeo pudo catalogar y universalizar entre la diversidad de clases.
Cuando el ser humano se relaciona con los libros resulta interesante observar de qué manera lo hace. Por ejemplo cuando uno descubre en su preadolescencia los libros de Enyd Blyton llenos de secretos y aventuras encontrará en estos una posibilidad de salir de sus espacios insulsos , anodinos, caducos incluso hostiles y enfermizos y viajar hacia todo lo contrario . En este sentido llegar a los 16 años con la lectura de «Crimen y Castigo» de F. Dostoyeski y verse atrapado por el perfil psicológico de la vieja usurera o Raskolnikoj permite navegar por espacios paliativos con uno mismo. Así poco a poco se entra en esta biblioteca particular de almacenar libros y libros encontrando los intereses más diversos que le atrapan a uno en una sensación de adquirir un falso saber . En esos tiempos de Universidades y de búsqueda de verdades la lectura de Ramón y las vanguardias de F. Umbral haciendo referencia a Ramón Gómez de la Serna y su maniquí acompañante en sus muchos trayectos en tren , o la poesía de Lorca en New York , nos vuelve más humanos , más terrícolas. Visitar las bibliotecas de facultades donde se encierra en los espacios de pasillos y estanterías , guardados por la figura de la cuidadora de libros , la amante de los libros nos permite entender que en esos remansos de paz y de silencio los entresijos de libros preservados , acunados , casi secretos y los otros , los vulgares, los comunes diferencia los accesos de sus lectores y lectoras. Esas fichas con código para buscar entre los cajones entre cartulinas las lecturas sobre Nietzsche , o Rahner … y sentirse uno como si hubiera encontrado un cadáver y necesita ahora descuartizarlo y investigar sus pros y contras, .. para adquirir por primera vez un cierto conocimiento sobre el mundo. Beber de la luz natural de las lecturas en espacios espirales con la filosofía para tener un encuentro con Kant y su Crítica de la Razón Pura, o Habermas en Conocimiento e interés , permite sentir cierta experiencia vital . Así el hogar de uno que aunque pueda cambiar de localidades siempre viaja con sus montones de libros , de revistas donde sea para ocupar sus lecturas . Como si se tratara de un ejercicio de posesión , una remora que queda pegada a la propia piel . Junto a los libros que a uno le regalan y dedican llenos de recuerdos y sentimientos firmados por el amor, la pasión, la amistad, la alegría , el valor, o la felicidad. Hasta los libros leídos en compañía con otros para comentarlos en los años primeros de formación junto a un grupo de discusión : el contrato social de Rousseau , qué es la ilustración de Kant, para acabar trabajando en proyectos de libros presentados a concursos y premios como el «sonrisa vertical» con el título de «Percepciones del Glamour» con el seudónimo de Claudia LLom. Y avanzar en la escritura de libros compartidos en grupos de educación moral GREM con títulos sugerentes como Mi querida educación en valores o «La convivencia en los centros democráticos , editados por la editorial Desclee de Brouwer .. Todo ello forma parte de este mundo del leer, escuchar, hablar, pensar, reflexionar, escribir . Por eso en el nacimiento de los proyectos con quienes interesados como uno leen y escriben aparecen siempre esa relación con lo leído, lo dicho, lo escrito en revistas como «illacrua» con el título «la filosofía al tombant de segle». Sin embargo hay una de las relaciones más especiales que creo no se olvida , la de encontrarse con alguien apasionada por los libros con el que leerás una obra como La regenta de Leopoldo Alas Clarín o La poció del desig de Michael Ende o La formiga Piga de Emili Teixidor . El vínculo persona libro es entonces un unión indisoluble en el infinito dando voz a la palabra escrita, a leer para compartir , para encontrarse , para leerse, para vivirse . Y más allá cuando la vida llena de libros y libros te permite tener tiempo disponible para acabar tus días leyendo en la soledad de tus achaques, de tus dolores, de tu decrepitud, de tu ir desapareciendo, buscas los libros de quienes ya no están. Es como si leyendo de nuevo los recuperas , los tienes al lado mismo con Rayuela de Cortazar, o con Agustín García Calvo Contra Dios o Contra la pareja …
Así la biblioteca de los libros vividos , leídos y no leídos , encontrados o abandonados , nos permite nadar en ese mar de libros por mundos imaginados , mundos fantásticos , mundos perdidos . Bienaventurados los libros porque son de todos los humanos , bienaventurados ellos porque nos ayudan a vivir a sentir a estar vivos hasta el final .