
Sin saber de si se perdió en su hombruna. Eso de ejercer el poder con la mujer le subía su tono vital. Dominar con ese juego agresivo simulado era una forma de violencia. Por eso sus relaciones con ellas se convertian en deseos subliminales a destajo. Someter al otro como forma de placer en esa experiencia de menospreciar la dignidad de ellas le daba subidón. No era más que el hombre que imitaba lo que su abuelo, su padre, sus amigos.. reproducian. Su incapacidad de reflexionar pensando en que le gustaba a ella, que deseaba, que quería,.. saliendo de su zona de confort y pensando más allá de la costumbre, de la tradición.
Hombres.