Miraba la calle desde su ventana. Le parecía ajena a lo que ahora , en este tiempo de circunstancias adversas le obligaba a vivir. El corazón de su memoria estaba lleno de recuerdos, muchos de ellos agrios y difíciles de pensar. Había sentido felicidad hacía tiempo subiendo cimas de montañas o atravesando valles , pero ahora descubría también el dolor de quienes había abandonado en esas travesías. No era casual que su momento marcado por la larga enfermedad que le había acompañado toda su vida fuese ahora motivo para repensarse a si mismo. Cuando le aparecían todas aquellas personas con las que había estado sentía una inmensa tristeza . El pasado era una herida que costaba de cicatrizar pero con un presente contrariado no le bastaba para simplemente observar el mundo. La realidad ya no era la misma de siempre. Su capacidad para amar, sentir, entusiasmar, y en el fondo vivir estaba alejada de su persona. Sentía esa castración en su cuerpo de energía, de fuerza, de aire, de significado con todo y con todos. Siempre su yo recurrente le convertía en una especie de maltratador de las consciencias . Teorizando había llegado a conseguir triunfitos anónimos que en este momento de su vida le hacían sentirse más aislado todavía. ¿Para qué vivir? -se preguntaba una y otra vez . Era cierto que le venían imágenes de narrativas con gente que un día al ser convertida en eunucos había tomado la iniciativa de desaparecer para siempre. Absolutamente todo se había volatilizado sin más , dejando mujer y amistades o familia al desamparo de no saber nada más de su rastro. E incluso las noticias de amistades que se encontraron con una muerte dulce encamados en el sueño reparador . La ventana ahora era su mecanismo de contacto. El accidente de salud permanente convertido en el claustro de clausura era hoy su único refugio. Leía mucho a Proust, a Tostoy, a Balzac, a Cather, a Sands, .. aprendiendo de esas aventuras imaginadas que ahora le servían para soñar. Silenciosamente asistía a otras ventanas virtuales de cursos on line fueran de filosofía, poesía, literatura, yoga, cocina que le permitían escuchar sin participar del mundo. ¿Para qué participar de un mundo pandémico, bélico, contaminado , en recesión, sin valores y sin consciencia social, …? La ventana le transportaba a vidas anteriores de sus amores pasados, de las risas y alegrías, de sus esfuerzos por ser uno mismo olvidado de egos y entregado a todo lo demás , pero de forma recurrente siempre le acababa atrapando el dolor físico y existencial de los médicos que ahora le estaban llenando su cuerpo de medicación , remedios y sin remedios agresivos .
A pesar de todo pensó por un momento que si no fuera por la ventana ya no vería ni el mundo . Sonrió y continuó mirando por su ventana.