La hambruna era la razón de la falta de provisiones . Por eso ha decidido morir de inanición. Así encamado se convierte en víctima silenciosa . Ha cerrado con llave su puerta tercero cuarta . Y ha añadido la balda por detràs de la puerta.

Le falta el aire después de tres días de no comer ni beber. Sus labios secos y su salivación inexistente indican que está cercana la Parca. Ha colocado su cuerpo dentro de mantas y más mantas , oscuridad en esa gran cama de casi 2 metros. La persiana verde bajada genera una penumbra necesaria. Los ojos duelen de tanto tiempo sin energía.

Con calcetines, pantalón de pijama, camiseta negra yace esperando. Antes ha cogido dos monedas para que quien sea que lo encuentre le deposite en los ojos ambas. Le esperan.

Tose, y escupe la poca rabia que le queda. Nadie le dara por perdido. Nadie. Su vida ha sido un accidente. Un mal convertido en un final tranquilo sin idas y venidas a sus médicos, a hospitales. No ha sabido superar su vejez . Envejecer con sentido como dice Martha Nusbaum no es creible como libro. La ejemplificación del rei Lear para decidir quien de sus hijas le cuidadará y le llevará hasta el fin de sus días no pasa por Cordelia . Nada es sostenible cuando cuesta ver, oir, comer, defecar, palpar, sentir, oler… Todo es demasiado ya a un cuerpo con más edad de 60 años . Por eso está feliz .

Han marchado ya muchos de sus amigos y amigas, de sus vidas anteriores . Eso le hace sentirse libre.

Ya son cuatro días . Ha apagado el móvil por si intentan venderle las últimas voluntades con una ONG sobre la pobreza, el hambre o la corrupción de políticos. No le inmuta nada de nada. Alejado de todo lo que ya fué y no será .

No es un chantanje cree eso de decidirse por dejarse a si mismo como una mercancia de tanatorios a disputarse. No . Será más bien una ausencia necesaria de dejar de no sobrevivir porque eso es lo que le ha llevado a pensar que mientras se vive uno está algo alegre pero cuando se simplemente aguanta entonces ya no vale la pena seguir aquí .