
Pregonar en la calle choca con encuentros compasivos que nos agitan el corazón. La mujer mayor sin zapatos bebe una botella de cerveza sentada en el suelo y apoyada en la pared del barrio del Raval. En los bancos de la rambla duermen varios hombres y mujeres con la única ropa que les protege. Un chico urga en las basuras del contenedor con un hierro que le ayuda a coger todo aquello que nadie quiere. La calle está sucia y vacía de gente bien. Los que andan a estas horas no son nadie para la ciudad. Cruza una madre que lleva a su hijo de corta edad en una silla de ruedas con las piernas atadas para que no caigan hacia delante, su cara descompuesta observa el vacío. Más allá un chico con poca ropa gimotea y farfullea al viento palabras incomprensibles. Hace sol. La mañana continua y yo aquí midiendo en mi móvil con mi aplicación de salud los pasos que hago, los kilómetros que avanzo, el tiempo que gasto, las calorías que consumo. Es un absurdo . Entre las callejuelas como la calle riereta o la calle de La Palla se mueven sombras de seres con historias que un día cuando nacieron pensaban no poder contar y ahora se encuentran dentro de este mundo. En el periodico han escrito sobre la historia de un rumano Dan que a causa de su escoliosi anda de cuerpo desnudo entre las calles mallorca y paseo de gracia pidiendo desde hace más de 12 años limosna vendiendo pulseras y piedras para encontrar un talisman . El mundo sigue avanzando con su prisa , sus botellones de jóvenes que sienten rabia, agresividad, impulsividad contra una vida no dada, una vida sin futuro , sin espacios para respirar , llena de carencias , de supervivientes de a pie, de mendigos de noche, de cuerpos dañados, de enfermos deshauciados , de parados, de sin techo, de sin papeles, de sin ganas de vivir … EL índice de suicido se ha incrementado. Porque entrar en una sanidad agonizante que sólo respira covid parece que olvida que existen otras enfermedades que lentamente van matando . El mundo ese ajeno a lo que uno y otros son , y nosotros , el yo misma no somos nada más que un transeunte diario perdido y vagando con su app en busca de despistar su consciencia una vez más .