He renunciado a salir a pasear . En casa se está mejor. Hoy tengo la excusa perfecta par no salir . Estoy enfermo de tristeza . No es ninguna apuesta eso de someterme a la tiranía de un espacio cerrado que me provoca vacío. En el fondo aislarme es una forma de estar callado con mi voz exterior y dar protagonismo a mi yo interior. Luego me desvanezco en mis ideas , a veces la gata «violín» me obliga a ser consciente que estoy en mi desierto . Me pregunto si la voz interna que me observa no será un giratorio de dar la espalda a la vida y al mundo por ahora . Puede que el día que comí el yogurt mirando su caducidad descubriera precisamente que no importan nada las caducidades y sus fechas. El tiempo debería pararse. Ahora en la penumbra tengo la consecuencia de lo que ha sido mi vida y nada más. Mi cuerpo , decrépito , marchito, desgastado, cansado , está distante de mi corazón y mi razón. Las horas en silencio son el modo de callar el pasado, y el presente, Mudo e incapaz de que salga una sola palabra en este espacio literario que me absorve de libros- No es ningún cuento chino eso de dar vueltas y vueltas a saber vivir los últimos momentos con dignidad sin ser presagio de ser sepultado por el desinterés y la falta de entusiasmo. Pero eso no es más que el destino y el azar , cualquier día en el piso grande se entristezeran las paredes de tanta lágrima como derramo, ¿Y si muero en silencio sin hacer ruido ? Puede que la polícia científica no llegue nunca a desvelar el misterio de los objetos invisibles que ando guardando secretamente. Solitario con un último pensamiento para mi «violín» y que me salga de dentro mismo , de mi interior, esa palabra mía _ AMALGO . Ya no podría haber ninguna segunda versión de mi mismo , del piano , de los cuadros, de las pinturas, del síndrome de Diogénes donde restan sepultadas las barbas y sus montañas de pelos cortados para siempre .