No será que las expectativas de una siempre buscan el reconocimiento de las otras ? No será que el deseo de agradar a las demás pase por la respuesta esperada que venga de ellas ? En el mensaje de hoy el mensajero parece más importante que el mensaje , la forma que el contenido , el eslogan que la idea, el envoltorio que el contenido …. Esa estética de la palabra, del gesto, de la incomunicación permite sesgar en todo momento la receptividad del lenguaje . Así el lenguaje se convierte en un muñon de emociones donde se producen las cóleras más tremendas, el infortunio más grande , las desesperaciones más abruptas porque gira todo ello entorno a un significante y no un significado . Por eso la interpretación se convierte así en lugar del sujeto que juega a sentirse un dios que juzga y prejuzga la palabra del otro, el emoticon del otro, la imagén del otro, la frase recogida y reenviada de las demás, los chistes más graciosos que se comparten como si fueran peladillas o turrones de mazapan como si se tratara de ofrecerse una como sacrificio estético de una existencia absurda, solipcista y anonadada , carente de valor social y personal .
Así las últimas palabras siempre llegan y se le convierten a una en un adiós insulso, vacío, ausente, distante, ajeno , nauseabundo que le golpean en esa incomunicación profunda que hoy es la mayor sinrazón de un vivir lleno de carencias . ¿Dónde estan los humanos con su humanidad simbólica entendida como forma de lenguaje y encuentro con las demás ? Puede que andemos perdidas en una realidad que nos destapa a cada una para sacar dentro de nosotras esos motivos para desprendernos de todas las cargas que andamos arrastrando durante tantos años y así nos convertimos en el famoso cuento de Charles Dickens sobre la Navidad.
