Se había ido . Como siempre . Era demasiado tarde. Por eso empezó a guardar sus enseres. Los metió sin organización alguna, sin lógica , con la única razón de estar el menor tiempo posible . En grandes bolsas de basura negra, en cajas del colmado de enfrente que todavía olían a verdura y fruta.

Sólo tardó 2 horas. El apartamento era pequeño . Las amontonó en la sala . El camíón no tardaría en llegar . Por el estrecho callejón se fué acercando hasta su balcón. Era sólo un primero . No tardaron más de 3 horas. Al llegar a las plantas se tuvo que decidir . Tenía tantas que le costó abandonar en cada terraplen una de ellas y despedirse para siempre.

No lo hizo sólo . Allí estaban como siempre las mujeres . Ellas tres. El casi no respiraba . Sus manos cortadas por la navaja que un día había tenido , sus pocos quilos le obligaban a jadear lentamente para soportar ese siempre. No se podía imaginar que fuera así después de esa tarde en casa de sus padres. En la comida no había ninguna señal de su adiós .

Sin embargo en sus noches de insomnio , una detrás de otra , si que se había dado cuenta que hacía tiempo que la había perdido para ese siempre. Cuando marchó el beso de sus labios rozó ligeramente los suyos y mochila encima para tomar el tren a un olvido necesario se despidió sabiendo que lo necesitaba para que él ya no le hiciera más daño. Fué así como me di cuenta que en ese hotel de La Garriga nos habíamos dejado . Un dejar en el tiempo para que fuese todo mejor , sin gestos , sin aspavientos , sin palabras, sin cartas, sin deseos , .. porque lo muerto muerto está cuando ya no existe la posibilidad de un siempre .