el peso del relato


Me preguntó de que servía el pasado . No supé que decirle. Y luego me olvide a mi misma de todo aquello que había vivido. Dejé atrás los besos, abrazos, las miradas, las caricias , las voces, las palabras, los entusiasmos, los susurros, las subidas a pie, o las bajadas al mar, las primaveras juntos, los veranos mirandonos, las despedidas, los encuentros, las caídas o las remontadas, las películas donde nos besábamos , los caminos recorridos, las hojas caídas de los bosques de hayas, las tardes leyendo, las letras, los diccionarios, los olores de sus cuerpos, los tactos suaves de su rozar, su pelo, .. y tantas cosas más.  Ya no recuerdo casi nada. Sólo me quedan sus nombres, y aún eso , no me sirve para nada.

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