Seremos lo que queramos ser y en eso nos definimos en actos y palabras. Los gestos permiten encontrarnos algo más lejanos o más cercanos de los demás. Los tiempos actuales precisamente favorecen la incomunicación social, espiritual, moral, humana. La virtualidad nos tapa y esconde fácilmente. La telefonía móvil permite cobijarnos en ese espacio y como si nos tapáramos los ojos dejamos de vernos. Mirar la pantalla del móvil es no ver nada más que mi pantalla. De eso se trata el otro se pisa, se ningunea, se olvida, se convierte en un indiferente en el trayecto que nos hacemos diariamente. Como si se tratara de máscaras que nos ponemos para no percibir el dolor, el sufrimiento, el mundo de nuestro alrededor así sin mirarnos a los ojos nos convertimos fácilmente en individuos aislados del mundo y de la realidad. La falta de diálogo en el fondo es la consecuencia de un mundo que no quiere aceptar el error, el dolor, el sufrimiento, la muerte . No queremos ver el mundo y por eso todo aquello que requiere cierto esfuerzo para entenderse , para cambiar, para dejar de estar en el espacio del confort personal exige demasiado de nosotros mismos y por consiguiente hay que buscarse refugio fácil . La virtualidad de las personas que cada vez más viven pegadas sus ojos a la pantalla en metro, tren, calles, bares, restaurantes, clases docentes, mesas familiares, claustros de profesores, casas particulares nos indica que no queremos mirarnos a los ojos de los demás porque nos impide ver precisamente lo que somos en definitiva. Sin mirarnos a los ojos hacemos como las avestruces que no vemos nada , ignoramos : la ignorancia indica la falta de calidad humana con nosotros mismos . Este mundo nos absorbe y nos distancia de nosotros mismos y eso indica falta de dialogo , de compartir, de colaborar, de convivir con los otros, de mirar a los ojos de los demás y saber sonreír para hablar no de mi sino con el otro del mundo y de la vida …