Aquel que va al desierto no deserta de nada ni de nadie.


Comentábamos hace poco que meditar es ir camino a encontrar la paz  y la serenidad . Meditar sin embargo no es contemplar. Quien medita se acerca a la verdad pero todavía en el proceso no se ha de impacientar.

Contemplar es estar en paz con la verdad, Se trata de la etapa final de ese instante de paz.Por eso quien va al desierto en el fondo no es abandonar ningún deber ni compromiso sino aprender a vivir en el camino , en ruta permanente, en el exilio constante, en la resistencia frente al mundo.

El que medita en el desierto aprende que todo está ganado incluso las pérdidas más irreparables puesto que la paz se consigue amando la resistencia como estética existencial .

 

 

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