la consciencia de ser lo que no somos persigue cada momento de aquello que hemos dejado por el camino. Lo importante no es saber que dejamos sino olvidarnos de lo que hemos dejado. Quizás en la prisa por rescatarnos del tedio, la mediocridad que nos arrastra, la estulticia que nos acompaña estamos solos . Una soledad que ahora en los últimos años nos mira al rostro cada mañana y te dice acompañame un día más. Por eso aprender de lo que hemos dejado de ser y de lo que todavía somos , de lo que fuimos y de lo que seremos nos debería conducir hacia una idea de nosotros casi distinta y casi igual a todo lo que tenemos y somos .