Quizá deberíamos aceptar que, para la mayoría de nosotros, la redención no es el tema. El tema, para quienes no tenemos nada grave de lo que arrepentirnos, es la felicidad: cómo vivir de tal manera que podamos decir que ha valido la pena. Es decir, la posibilidad de una vida buena o lograda es el horizonte en el que se inscribe la mayoría de nuestras existencias. Ahora bien, la pregunta por si hay o no hay redención es, sin duda, la cuestión de quien se ha enfrentado a lo irreparable: la cuestión del soldado que en Vietnam masacró a hombres y mujeres indefensos; la de aquella madre que tuvo que arrancarle la comida de la boca de su hija para sobrevivir en los campos de Pol Pot; la de aquel niño soldado que se vio obligado a asesinar a sus padres a machetazos como prueba de inicación… La pregunta por…
Ver la entrada original 103 palabras más