sapere aude


la modificación

Dios no se da como objeto de saber, ni siquiera de un posible saber. Esto es lo que sabemos acerca de Dios. Por eso tampoco podemos decir que Dios sea una cosa ininteligible. Dios no es algo en absoluto. Sin embargo, de ahí no se sigue necesariamente que Dios no sea. En principio, la realidad de Dios —de hecho lo real, sin más— acaso solo pueda pensarse como falta, como pérdida y, por eso mismo, como por-venir que pone fin, precisamente, a las cosas del mundo. Mejor que Dios no aparezca, si queremos seguir en pie. Y quizá sea por eso que solo los que ya no tienen nada qué hacer aquí puedan invocarlo.

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