Ayer te descubrí inconclusa. Te sabia ausente. Sin embargo he aprendido a vivir en la soledad del presente. Mi presente. Antes nuestro presente. Ahora te nombro. De cada acto lingüístico hago parábola perfecta que nos describe. Vivir para someternos a la irradiación de lo tragicamente ajeno. COmo ajena me es la extrañeza de sentirme tan certa y tan lejos.Objeto de irreverencia que seimpre me ha ocasionado un humedecer mis ojos. la lagrima meditada y sentida de tu deseo. Hoy el deseo me ayuda a recoger en tu cuerpo la magnànima instancia que me lleva a tí, más que a tí, a tu nombre , a tu ser.
¿ Cómo amar? ? Como desear la iconoclasta imagen de una causada sin razón? ¿Cómo someter la pasíon y el deseo de ti a el amor que te profeso ? ¿ Cómo vivir el sentimiento oceànico de tenerte cercana a mi ser con la constatación de no llegar a alcanzarte del todo ?
Sé que mi vida sin ti se inscribe en el relato pausado del suicidio. Como presiento que después ya sólo mes quedarà renunciar a todo y dejar de vivir. Eso lo sé y me duele, tener que dejar de verte.
Aprender a querer sin hacernos daño. Aprender a vivir sin que la vida te muestre el dolor de lo amargo.Sólo quisiera aprender a aprender. Ahora mi nombre me encierra en mi laberinto. Un cruzar caminos que nos descubren absolutamente imperfectos.La nada me espera para recogerme en lo absurdo de la existencia. Sé que existir es vivir entre lo irremediable y lo infinito.Lo sé. Me descubro terriblemente lejos del mundo sometido a la tiranía del devenir.
Ahora el tiempo me ha hecho otro, diferente. Lo siento por el anterior de mi mismo. Me encuentro más al fin. Quizás necesite mi fin , o todos necesitemos un fin. Acabar con la prisa por el mundo por la inconsciencia de nuestros deseos. Por eso la conciencia me ha devuelto un otro. El espejo ha obilgado a que mi persona ajena al mundo esté casi alejada de toda tu, de tu mirada , de tus palabras, de tus manos acariciàndome como si me abrazaran mi ser esencial y rudo. Paz. Pasa el pasar con un otro cansado. Me quiero despedir del silencio que ha ocasionado mi vida sobrecogida por la cama que me refugió anteriormente- Lo sé, lo sé. Ya nada ocasiona más perturbación que el sinsentido. Vivir es estar condenado a la fatalidad de mi destino.